El Real Madrid se regaló una goleada balsámica ante un Málaga que llegó al Bernabéu más preocupado de Osasuna que de los blancos.
El Madrid no perdonó los dos primeros errores defensivos de su rival y, a partir de ahí, arrolló a los andaluces, impulsado por un doblete de Benzema y un hat-trick de Cristiano, que abandonó el césped lesionado cuando a su equipo no le quedaban cambios.
Sucesivos errores sufrieron los andaluces. Manu Torres se quedó enganchado al tirar el fuera de juego y habilitó a Benzema en el primer gol local, y en el segundo Gaspar fue atravesado por un balón que halló acomodo en los pies de Di María y, segundos después, en las redes de Caballero.
El partido no tuvo historia. No lo permitió la sideral distancia que separa a las plantillas de Madrid y Málaga ni la vergonzosa dimisión de los visitantes, una costumbre que empieza a extenderse en la Liga y que amenaza con convertir casi todos los partidos del Campeonato en meros entrenamientos con público. Simulacros sin ningún tipo de emoción de los que, además, apenas se pueden sacar conclusiones de cara de pruebas más exigentes.
Al Madrid apenas le dio para escribir un capítulo más del trabajoso -y, a lo que parece feliz- rescate de Benzema. El francés sigue entregado a la causa con una actitud admirable. Como le piden correr, corre, pero Karim en mucho más futbolista que eso. Hizo sus dos goles al primer toque y funcionó como '9' y como segundo punta, arrancando desde la izquierda, su posición favorita. Volvió a estar por encima del equipo. Y suma ya 15 goles.
Y Cristiano, claro. El portugués aprovechó un partido sencillísimo para reencontrarse con el gol. Hizo tres, y pudo anotar alguno más, antes de abandonar el terreno de juego lesionado. Ronaldo, el futbolista que lo juega todo, posiblemente también hubiera completado este partido de no haberse resentido del tobillo. Un riesgo tan innecesario como el que se corre de forma sistemática con el único futbolista de la Liga que no rota.
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